Los que quieren leer lo que se me ocurre escribir

miércoles, 17 de octubre de 2012

HERIDASDE GUERRA !!!!!!!!!!!!!


Bueno, bueno y bueeeeeeeno… Lo que llegó a soltar por aquella  boca llena de dientes postizos la abuela, ni en los mejores tiempos de la dictadura ningún político de la época  se hubiera atrevido a decir.
Sacó unas hojas, como por arte de magia, que ya me gustaría a mi ver que hacía Einstein con ellas, si un helicóptero o una manzana glaseada.
Ella argumentó que estaba muy claro, que sus ¿dibujos, rayas, flechas, garabatos – letras – sabe bios? estaban clarísimos, pero claro como éramos una familia de zopencos, tontos e inútiles, y ella ya se había imaginado que no entenderíamos nada, pues había hecho listas individuales para cada uno de nosotros, con “nuestras tareas diarias”
¡Qué cara tenía la vieja! ¡Trabajos forzados eran aquello! Sólo os diré que teníamos marcado el horario hasta para ir al WC!!!!!!!
Miré la mía por encima y cuando se me pasó el mareo, dije que ¡nanay! que en cuanto abrieran la piscina del pueblo, una servidora iba a espatarrarse al sol y hasta que no tuviera la piel como un zulú no pensaba hacer otra cosa que nadar, comer y dormir.
Dios!!!!!!!!!!! Aún me duele ahora la colleja que me atizó. No la ví venir, estaba intentando recoger todas las miguitas de una bolsa de cheetos, y me dio tan fuerte que di con la nariz contra la mesa, provocándome una “HEMORRAGIA NASAL”
Naturalmente, ante aquella sangría y viéndome en peligro de muerte, empecé a saltar, gritando y poniendo la impoluta cocina como un auténtico matadero.
Enloquecí algo, la sangre siempre me ha dado mucho respeto. Empezamos una carrera idiota alrededor de la mesa de la cocina, y digo idiota, porque si en vez de seguirme, se hubieran interpuesto en mi camino, seguro que, entre los cuatro, me hubieran frenado (y luego la abuela dice que la única que piensa es ella).
Frené en seco, ante la aparición en la puerta de la cocina de la mujer de la panza ambulante, que con ojos llenos de lágrimas, unas ojeras que daban ripio, tendía sus brazos hacia mí, diciendo:
- Hija, hija querida (un mosqueo llevaba yo con lo de tanta hija y tanto querida). Dime, dime qué te han hecho, quién ha sido…quién?.
Los que me seguían arremetieron contra mi espalda y no tumbamos a la señora de puro milagro, porque hice acopia de toda mi fuerza, en el fondo no quería hacerle daño, ni que le pasara nada, hacía el puchero muchísimo más bueno que la abuela!
Al detenerme incliné la cabeza y me vi todo el camisón manchado de sangre, eso ya me provocó un ligero vahído, pero cuando volví a levantar la cabeza y vi toda la que estaba esparcida por la cocina, perdí los papeles y el conocimiento.
No sé cuanto tiempo pasó, pero un olor asqueroso me hizo dar un respingo y lo que vi al abrir los ojos, hizo que creyera firmemente que me había muerto y que, contra todo pronóstico, estaba en el infierno.
Un ser extraño que olía raro y que tenía como trozos de enchufes en la cabeza se empeñaba en hacerme oler, ni quiero saber el qué , que tenía en un frasco sujeto por unas larguísimas y cuvrvadas  uñas de color granate oscuro, lo que me confirmó que era la Sra. Demonio. Luego supe que era Aurorita la vecina.
Poco a poco se hizo la luz en mí, pero junto con ella, llegaron los dolores, el peor, el de la colleja de la abuela, el otro, el otro era como una pequeña molestia en el costado derecho a la altura de las costillas.
Mi mente, que, a veces es muy rápida, enseguida vio el filón, y sin pensarlo dos veces empecé a aullar que me había roto una costilla.
Luego me supo mal, la señora embarazada se desmayó. Pobre, blanca como la cera. Me asustó y todo. Así que para que no me riñeran decidí desmayarme yo también. Otra vez.
Pero claro, como ya estaba en el sofá, me limité a soltar un suspiro, cerrar los ojos y dejé caer la cabeza como si no pudiera con ella, pero hacia el lado de los cojines. Desmayada y herida puede, pero tonta no.
No sé lo que pasó de vista, porque claro, si abría los ojos se descubría el pastel, pero se oían muchas veces, entre ellas, la de mi abuela que gritaba:
. A la Violeta Davinia (nunca lo sabréis) que no la toque nadie que voy a reanimarlo yo ahora mismo de un sopapo.
Ante tal eventualidad, mi desmayo se hizo tan profundo, que mi hermano Wifredo (el parao) que por eso era el más listo, vivía sin trabajar, tuvo que fingir una repentina tos para tapar mis ronquidos. Sí señores, me dormí. Como un tronco. Le debo una ronda de birras de un sábado que libremos, porque el muchacho se portó.
No dejó que nadie se acercara a mí, que cuidaran de mi madre, que él se ocupaba de mí, Ni un pelo de tonto tiene.
Me agitó suavemente cuando entró D. Guillermo el médico del pueblo, que, COMO ES NATURAL, primero atendió a la gestante.
Dijo que su estado era bueno y…. no escuché más. Luego vino hacia mí,
Señor! Que hombre! Era como una bola de billar, redondo, lo miraras por el lado que fuera, por arriba y por abajo, todo él una bolita. Sus dedos eran salchichitas gorditas.
Me preguntó que si había tenido un aborto????????????????? Aquí me lancé a su cuello con las dos manos y a punto estuvo él animal de no contarlo. Mis dos hermanos se pusieron uno a cada lado de él, haciendo como un caminito, pero para protegerle.
Claro al ver toda la sangre, que no me debía quedar ni gota en el cuerpo, en el camisón, mi madre, ¡¡¡¡con su edad!!!! y en aquel estado pues él pensó…
Aclarados los puntos oscuros por parte de la abuela, que sólo me miró una vez, pero que mirada, me congeló la poca sangre que me quedaba en el cuerpo.
Le dije lo de la colleja a propósito, a ver si la denunciaba o algo, pero no, dijo que eran chiquilladas. ¿¿¿¿chiquilladas???? Si casi me separa la cabeza del tronco!!!!!!!!!!!!!!!! y también el tremendo dolor en el lado.
Lo cierto es que sí que cada vez me dolía más. Empezó, según él a reconocerme, a meterme mano, según yo, y al final, ¡oye! que me cayó bien el abuelote,dijo, con esa bendita sabiduría pueblerina, que al caerme seguro que me había dado contra algo.
Ya iba yo a negarlo, cuando el hijo de mi abuela, el Rufino dijo que sí, que me di contra la punta de la mesa.
Pues ¡ale! ya está, Ni radiografías ni rayo que mal te parte, fisura en las costillas y entonces dijo la cosa más dulce que se puede oir en labios de un hombre:
- 15 DIAS DE REPOSO ABSOLUTO, LIGERO VENDAJE Y QUE NO HAGA NINGUN ESFUERZO.
Se me saltaron las lágrimas de los ojos de la alegría, quería besarle y todo, pero Wifredo, me paró, dijo que no diera pistas raras.
Pues nada, aquí estamos, la señora embarazada en un sofá y yo en otro.
No sé como la familia lo aguanta, no por mí, que sólo pido lo que necesito pero la señora es una quejica!!!!!!!!!!!! Todo el día que si trae… que si dame… momento que aprovecho yo para decir… al mismo tiempo podrías…
Ja!!!!!!!!!!!!!!! Como una reina llevo una semana así. Escribo de madrugada, están todos tan agotados     que no se enteran y a la señora embarazada le he puesto unos hilos colgando del techo, por si al ver la luz, como tampoco duerme, le da por venir a verme, para que piense que son arañas y no siga adelante.
En fin amigos, que me queda otra semana de buena vida. Se ve que limpiar la cocina de sangre fue una lucha draconiana, Jujujujujujuuuuuuuu…! Shssssss. .. (oigo pasos… hasta mañana…)

2 comentarios:

  1. chulo,chulo.no se de donde sacas el tiempo,para hacer tantas cosas.

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  2. Todos los días me tengo que pelear con el ordenador para poder mandar el comentario... A ver si ahora va porque llevo intentándolo desde ayer.

    Ha vuelto Violeta Davinia y con ella las risas garantizadas! Nos tenías olvidados, jajaja. Muy bueno, nos hemos reído mucho y más al comentarlo :))

    María.

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