Los que quieren leer lo que se me ocurre escribir

miércoles, 18 de enero de 2012

BIEN ESTA LO QUE BIEN ACABA (sobre todo si es un bien para mí)

¡Por fin! la maraña de mentiras, malos entendidos, correrías por los pasillos, ir de escondidas al baño conmigo detrás, cubriéndole las espaldas, ha terminado. Mal, como era de esperar, pero ha terminado.
Ayer por la tarde, cuando me hizo salir del despacho de Secretaría, cargada como una mula, con un montón de expedientes para el archivo general,  como no tiene nada qué hacer le ha dado por limpiar, se escondió detrás de la puerta mientras yo salía  para echar el cerrojo como siempre; ninguna de las dos vio, a mí me tapaban la visión la montaña de expedientes y a ella la puerta, como se colaba en sigilo y con gran rapidez para su edad el Gran Jefe
Recuerdo escuchar el alarido de un  animal herido de muerte que, aún ahora al recordarlo, me pone los pelos de punta, seguido por aullidos, sí, sí, aullidos de miedo tan genuino, que, si saber por qué empecé a aullar yo también, todos los expedientes cayeron  al suelo, llenando el pasillo de papeles.Nunca pensé que el fin del mundo fuera así, porque estaba convencida de que éste había llegado.
 De la nada surgieron unas manos que, me zarandeaban preguntando cosas pero ni les entendía ni quería hacerlo, sólo quería apretar a correr para salvar el pellejo.
Cuando consiguieron sujetarme, dicen que me movía más que el mercurio, y, lo más difícil hacer que parara de chillar, gracias a varias  inocentes manos, todas masculinas, formamos una especie de tropel y entramos todos juntos al despecho.
Lo que allí dentro vimos hizo que perdiéramos el norte, el sur y casi que el pan nuestro de cada día. La visión era espeluznante:
Tendido en el suelo estaba el Gran Jefe, y sobre él, una masa informe compuesta de ropa, zapatos y muchos, muchos colores, Tessma (con dos eses) desde que decidió encerrarse en el despacho se dio vacaciones y se pasaba el día comiendo chuches, ella que vivía de una ramita de apio y dos zanahorias diarias, o sea que el cambio sufrido en su cuerpo era más que visible,
Alguien empezó a dar órdenes, más tarde me dijeron que fui yo, diciéndole a todo el mundo que se apartara del pobre hombre y le dejaran respirar.
Extrañamente todos obedecieron, así que con más espacio de maniobra, me incliné sobre él y le puse los dedos índice y corazón debajo del cuello, no sabía para que servía pero en las pelis lo hacían, asi que... y para mi sorpresa noté unos movimientos suaves que hicieron comprender a mi aturdido cerebro que el pan estaba asegurado por que el Jefe aún vivía.
Le ordené a Tessma (con dos eses) que trajera un vaso de agua e incorporé al pobre hombre a fin de conseguir que algo de líquido entrara en su boca. Poco a poco él iba reviniéndose a la vida, eso sí, boqueando y farfullando cosas imposibles de descifrar por seres humanos normales pero que Tessma (con dos eses) y yo comprendimos enseguida.
Al pobre hombre le había dado un jamacuco de padre y señor mío nada más ver el actual aspecto de su guapa y pizpireta secretaria y a ella casi se lo da él cuando se desmayó y el que la encontráramos encima suyo sólo se debía al  intento de reanimarlo practicándolo el boca a boca (puagggg!!!!!!!) .
 Costó, no voy a engañaros, pero y, aunque parezca mentira, Tessma (con dos eses) con una serenidad que nadie le conocía pasó a explicar paso a paso el proceso de su desgracia y posterior degradación, consiguiendo que todos comprendieran el por qué de su estrafalaria facha.
Nadie habló, todos estábamos como en estado de shock. Cuando acabó sus explicaciones, después de unos buenos 4 minutos de tenso silencio, el Jefe de Personal, se abrió paso entre los demás y haciéndose cargo de la situación, mandó sentar a Tessma (con dos eses), le preguntó al del jamacuco si se encontraba bien, y, ante la obediencia de ella y el gesto afirmativo de él, tomó drásticas decisiones.
A Tessma (con dos eses), le ordenó que se fuera a su casa, que parara de comer para no que no engordara más y que cuando su pelo y ella en general volvieran a ser algo que no atentara contra la salud pública volviera al despacho, pero no antes. Mejor aún, añadió, para evitar sobresaltos, que antes enviara una foto  para ir sobre seguro.
A mi me ordenó que ocupara el lugar de Tessma (con dos eses) porque era obvio que era capaz de desenvolverme perfectamente bien, ya que en los días pasados nadie se había dado cuenta de la superchería (¿¿¿???) y anunció que al Gran Jefe lo acompañaría él a su casa.
Tessma (con dos eses) intentó protestar pero con una fiera mirada, la silenció, por lo que cogió su bolso-maleta, se puso unas gafas de sol que parecían el parabrisas de un Mercedes y se fue, no sin lanzarme antes una asesina mirada y haciéndome el gesto de que me llamaría por teléfono.
Que sí, que sí, que vale, pensé,  que se fuera ya... Y así, sin más, heme aquí  convertido en la Secrectaria de Gerencia (suplente de momento).  Jamás pensé que el poder emborrachara de esta manera, me siento pletórica,  fuerte, intocable. La mejor vamos.
Recibo unas diez llamadas a la hora, pero no contesto son de Tessma (con dos eses), hasta con número oculto lo ha intentado, pero la conozco demasiado bien, no en vano llevo cinco años siendo su esclava, digo secretaria, calculo que la situación puede durar entre dos o tres meses y con un poco de suerte algo más,
Por ello amigos, hoy confieso, que soy una mujer nueva, renovada y feliz. (y que le he puesto una vela a San Tinte de Pelo Bendito por su bondad infinita). Nos vemos.

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